Cómo gestionar el miedo al dentista
de los pacientes más pequeños
Guía para jóvenes dentistas
Cuando los pacientes de un dentista son niños, la clínica dental se debe planificar y diseñar a su medida. El primer enfoque es esencial para un camino basado en la colaboración y en la máxima tranquilidad. Los pacientes pequeños tienen derecho a sentirse a gusto en un ambiente que nunca debe parecer hostil, sino un lugar donde se encuentran profesionales simpáticos, que les puedan curar sin estrés y sobre todo explicándoles qué les van a hacer.
A continuación ofrecemos algunos valiosos consejos que los odontólogos deben seguir para ayudar a los más pequeños a superar sus temores.
Adaptar el entorno al paciente:
¡el color para romper el hielo!
El miedo al sillón del dentista es una de las causas por las que las visitas resultan traumáticas para los pacientes más pequeños. Sin duda, una clínica austera y un especialista de aspecto estricto no facilitan que los pequeños adquieran la confianza necesaria.
La clínica se tiene que equipar: de las paredes deben colgar dibujos realizados por otros pequeños pacientes que ya han vivido esta experiencia y debe contar con un espacio específico para ellos, con el apoyo de materiales con dibujos y folletos informativos básicos y adecuados a su edad.
Cada sesión debe considerarse un pequeño paso adelante, el motivo para volver a la clínica donde el niño sabe que encontrará a su amigo dentista y no al ogro de los cuentos.
Cuando la visita al dentista se convierte en un juego
Implicar a los pacientes más pequeños no es difícil. La visita se puede convertir en un juego y en una ocasión para colaborar. Explicar de forma sencilla y divertida qué hace un dentista, cuáles son y cómo funcionan sus instrumentos más interesantes, es una vía para despertar la curiosidad activa del niño y hacerle partícipe de la visita. También en este caso los colores alegres de las mascarillas, bandanas y servilletas, que llevarán desde el principio de la visita, son un reclamo positivo y harán que vean a los profesionales de manera divertida, curiosa y despreocupada. A menudo, la ansiedad de los más pequeños realmente la transmiten los padres y un entorno nuevo, pero si se les implica de forma correcta, los niños saben ser buenos pacientes.
El papel de la madre es importante
La madre es la primera persona que debe contribuir a que el niño coja confianza con el dentista. Las visitas también son importantes cuando el pequeño es un bebé. El dentista aconsejará cómo limpiar la cavidad oral y específicamente las encías también en ausencia de dientes. Le explicará qué hacer con el chupete y cómo limpiar los primeros dientes de leche. Se le informará de los síntomas dolorosos que el bebé experimentará cuando le rompa un diente, como fiebre, salivación abundante o trastornos del sueño. Las visitas tempranas serán la base para familiarizarse mejor con el dentista.
Divertir, despertar la curiosidad e implicar a los pacientes más pequeños es en definitiva la mejor manera de recibirlos en una clínica dental y acostumbrarlos al contacto con los profesionales.
Presentarse de forma simpática y colorida, permite al dentista y a los operadores captar la atención de los pacientes jóvenes. Una vía de comunicación directa e inmediata, más eficaz que muchas palabras. Transformar la visita en un juego, creando un entorno sencillo y colorido, es un paso posterior para establecer confianza entre el dentista y el niño, una relación que le acompañará y tendrá una influencia positiva durante toda su vida.
01/12/2017